El huracán Otis, que se transformó rápidamente de tormenta tropical en tormenta de categoría 5 y azotó la ciudad costera de Acapulco y sus alrededores, fue una de las más poderosas que han afectado la costa suroeste de México, se convirtió en el tercer siniestro más caro en el país, superando a los sismos de 2019.
De acuerdo con el Panorama Analítico del Sector de Seguros y Fianzas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública (SHCP) y la Comisión Nacional de Seguros y Fianzas (CNSF) la siniestralidad bruta de Otis se ubicó en 39.9 mil millones de pesos, cifra que se ubica después de la Pandemia de Covid-19 y el huracán Wilma.
Según este informe, que contempla el periodo de octubre de 2023 a febrero de 2024, hasta el 2 de febrero se ha pagado 8.4 mil millones de pesos, es decir, apenas el 21 por ciento. Los 39.9 mil millones de pesos a pagar corresponde a 42 mil 277 siniestros, de los cuales 25 mil 358 es para bienes valuables, 16 mil 691 para vehículos de transporte terrestre, marítimo y aéreo y 228 para bienes no valuables.
El reporte señala que el exceso de siniestralidad en Guerrero, 83% corresponde a seguros hidrometereológicos y 5% a automóviles, 3% vida y 9% otros.
De las 33 aseguradoras que cubren los riesgos hidrometeorológicos, el 75.2% del exceso de siniestralidad se concentró en 5 instituciones.
A pesar de este tipo de situaciones adversas, el sector asegurador informa que tiene fortaleza para afrontar siniestros, especialmente aquellos de carácter catastrófico, y la supervisión de la CNSF garantiza que las reservas sean suficientes para atender las necesidades del público asegurado.
En general, los rendimientos financieros del sector continúan sólidos, la utilidad muestra tendencia al alza, y la solvencia y suficiencia han retomado paulatinamente sus niveles habituales. La comisión permanece vigilando estrechamente la solvencia de las instituciones, así como las medidas para reducir cualquier impacto posible sobre el sector asegurador.