En un entorno donde el acceso temprano al crédito se ha vuelto cada vez más común entre los jóvenes mexicanos, la falta de educación financiera se está convirtiendo en una causa preocupante de inestabilidad económica.
De acuerdo con una encuesta realizada por Kardmatch, una de cada cuatro personas entre los 23 y 26 años inicia su vida laboral con un historial crediticio negativo, lo que limita seriamente sus oportunidades financieras y su acceso a mejores condiciones económicas en la adultez.
Evitemos el endeudamiento prematuro
El informe destaca que el 49% de los jóvenes entre 18 y 22 años, muchos de ellos aún estudiantes sin ingresos propios, ya posee una tarjeta de crédito. Esto significa que están accediendo a financiamiento respaldado únicamente por los recursos de sus padres, lo que podría estar generando endeudamiento prematuro, incluso antes de ingresar al mercado laboral formal.
Además, el 25% de los jóvenes trabajadores de tiempo completo entre 23 y 26 años indicaron que no pueden acceder a nuevos créditos debido a marcas negativas en su historial, consecuencia de un mal manejo previo de sus tarjetas o créditos iniciales.
Ante este panorama, expertos como Joel Cortés, director de Kardmatch, hacen un llamado a reforzar la educación financiera desde la infancia, para que los futuros adultos comprendan desde edades tempranas conceptos básicos como el manejo responsable del crédito, las tasas de interés, las comisiones y los riesgos de incumplimiento.
Cortés propone que, al igual que es necesario contar con una licencia para conducir, los jóvenes deberían tomar una capacitación básica sobre el uso del crédito antes de obtener una tarjeta, y ser incentivados con mejores condiciones si la completan con éxito.
“Instruir a los jóvenes sobre finanzas personales no solo beneficiaría su estabilidad económica individual, sino también al sistema financiero del país, al contar con usuarios mejor informados y más responsables”, añadió.
Fomentar una cultura financiera desde edades tempranas es vital para que los jóvenes no solo eviten caer en deudas, sino que puedan construir una solvencia económica sólida para su vida adulta, con la capacidad de tomar decisiones financieras informadas que les permitan alcanzar sus metas personales y profesionales.