En el marco del Día de las Madres, en México, más de 2.6 millones de mujeres desean o necesitan trabajar, pero más de la mitad de ellas no lo hacen porque carecen de redes de apoyo para el cuidado de sus hijos pequeños o familiares dependientes. Esta realidad, expuesta por el INEGI, pone en evidencia una barrera invisible pero poderosa: el llamado techo de cemento.
A diferencia del conocido techo de cristal —que impide el ascenso profesional de las mujeres desde estructuras externas— el techo de cemento es una limitación interna, socialmente reforzada, que lleva a las mujeres a relegar sus aspiraciones profesionales para asumir responsabilidades familiares.
El techo de cemento está fuertemente vinculado con los roles de género, y afecta directamente la independencia económica, el acceso a empleos de calidad y la seguridad financiera en la vejez.
Ana María Ocampo, directora ejecutiva de TI y Operaciones de Afore SURA, advierte que este tipo de barrera “refuerza las desigualdades económicas y sociales” al reducir las oportunidades laborales de las mujeres, prolongar su dependencia económica y limitar el acceso a pensiones dignas.
Las cifras lo confirman: la brecha salarial por hora trabajada es del 12.2% entre hombres y mujeres, y las mujeres dedican en promedio 38.9 horas semanales al cuidado no remunerado del hogar, frente a 30.6 de los hombres. Esto las empuja a optar por trabajos informales, sin prestaciones ni derechos laborales, que les permitan un horario flexible, pero las deja en una posición de alta vulnerabilidad económica.
El impacto del techo de cemento también se extiende al futuro. Las mujeres, al cotizar menos semanas en el sistema de seguridad social, tienen menos probabilidades de alcanzar una pensión suficiente para vivir dignamente durante su retiro. En muchos casos, dependen del ingreso de su pareja, quedando desprotegidas ante una separación o viudez.
¿Cómo romper el techo de cemento?
Romper con este ciclo requiere de cambios individuales, familiares e institucionales, por lo que Afore SURA sugiere acciones prácticas para empoderar a las mujeres y fortalecer su autonomía económica:
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Redistribuir las responsabilidades de cuidado dentro del hogar para liberar tiempo y energía.
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Formalizar el trabajo, buscando empleos que ofrezcan seguridad social y prestaciones.
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Invertir en educación financiera para tomar decisiones informadas sobre dinero y ahorro.
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Establecer metas profesionales y financieras claras, con seguimiento constante.
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Usar herramientas como calculadoras de pensión para planificar el retiro con mayor precisión.
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Integrarse a redes de mentoría que inspiren y abran nuevas oportunidades de desarrollo.
“En Afore SURA creemos que la equidad de género es un motor de productividad y desarrollo. Promovemos programas con perspectiva de género que ayudan a las mujeres a tomar decisiones informadas sobre sus finanzas y avanzar en su crecimiento económico, personal y familiar”, subrayó Ocampo.
Visibilizar el trabajo y la capacidad de las mujeres para administrar su tiempo, dinero y espacio no es sólo una cuestión de justicia social; es también una estrategia esencial para construir un país más próspero, equitativo y sostenible.