Ese día pensé que perdería a mi mejor amigo. Negrito, aka: Negroni Perroni Salchichoni (Nemgri, para los cuates), ha sido mi compañero fiel desde hace más de una década. Llegó a salvarme la vida y, en ese momento, temí no poder hacer nada para salvar la suya. Las cuentas ascendían a un precio mucho mayor a mi salario mensual y era algo que iba a afectar gravemente mis finanzas, reflejando el verdadero costo de un ataque de perros.
Todo pasó muy rápido y yo no estaba. Mi amiga, que siempre lo cuida, se ocupó de él ese día, junto con su perrito Chester. Como cualquier otro día a su cuidado, los sacó a pasear por donde vivo. Me mandó foto de los dos felices en su paseo y, a los cinco minutos, recibí su llamada.
El costo de un ataque de perros: una experiencia que también golpea las finanzas
“Perdóname”, fue lo primero que me dijo. Estaba alterada, en lágrimas, no entendía qué pasaba. “Atacaron a Chester y a Negrito”, y de inmediato supe qué había pasado y quiénes habían sido los responsables. Sin embargo, a la distancia, aún no sabía la magnitud del ataque.
Luego de la hora pico en el Metro, tomar un Uber de emergencia y navegar en el tráfico, logré llegar al hospital veterinario. Mi amiga estaba con la ropa, las manos y parte de la cara ensangrentadas. Y ahí, en la mesa, nuestros perros: en shock, adoloridos y ensangrentados.

El mundo se me vino encima. Mi perro es un salchicha de 13 años, con hipotiroidismo y un problema de columna como antecedente, que en años pasados lo había dejado sin caminar, pero que con mucha terapia se logró revertir. Tres mordidas —una que estuvo a punto de perforarle un pulmón, otra más grande que necesitó varias limpiezas, y una superficial— y tres costillas rotas fueron el resultado de la imprudencia de personas que creen que tener perros significa tenerlos solo en un patio.
Por su edad, antecedentes y gravedad del asunto, Negrito se quedó cinco noches en el hospital. Las noches más largas de mi vida. Su estado era delicado y su pronóstico, reservado.
Responsabilidad económica y legal
La recuperación de ambos perros no solo dependía de mi amiga y de mí, sino de la atención veterinaria, la cual tiene un costo. En la primera revisión médica —el día del ataque— la cuenta fue de casi 19 mil pesos. Tan solo Negrito representó alrededor de 10 mil pesos, mientras que cada día internado salió en otros 2 mil pesos más, debido a los medicamentos y atenciones que necesitaba.
En casa, los medicamentos recetados para el dolor y evitar infecciones sumaron 3 mil pesos, más una visita de emergencia por vómito —resultado de tanto medicamento— que derivó en un tratamiento para la gastritis, con un costo adicional de 2 mil pesos.
Aunado a esto, sus radiografías finales tuvieron un costo de mil pesos, mientras que sus estudios de control para verificar que no se desarrolle una lesión renal por tanto medicamento costarán mil 700 pesos, más lo que se acumule.
Tan solo por mi perro, la cuenta ha sido de 27 mil 700 pesos en un mes. Mientras que la de Chester fue de alrededor de 13 mil pesos. Es decir, la dueña de los perros atacantes —quien asumió los gastos, porque era lo mínimo que podía hacer luego de tener a sus perros encerrados y con problemas de violencia— tuvo que pagar cerca de 40 mil pesos en perros ajenos. Y eso sin contar las idas y venidas en Uber, comida especial y otras cosas que tuvimos que comprar para la recuperación de nuestros lomitos.
El costo de un ataque de perros: los hubiera no existen
Tener un perro es una gran responsabilidad. Los atacantes de Negrito fueron perros que, por desgracia, no se desenvuelven en un entorno adecuado y se la pasan encerrados día y noche junto con otros perros, lo que los vuelve agresivos al momento de lograr salir de su “hogar”.
Depende de la legislación de cada estado, pero en su mayoría, cuando tu perro ataca a alguien o a otro perro, tienes que hacerte responsable y pagar por el daño causado.
Cuando me entregaron la cuenta de la primera revisión veterinaria, quería llorar. Aún no sabía si la dueña de los otros caninos se haría responsable y, aunque tenía los recursos para pagar la suma final, la realidad es que hubiera sido un gran golpe a mis finanzas. Y estoy segura de que también lo fue para las de la dueña.
Los hubieras no existen. Pero en ese momento pensé que ojalá mi perro hubiera estado asegurado. Me pasó el típico “no lo necesito”, hasta que vi que la salud de mi perro y mis finanzas pendían de un hilo.
Proteger a lo que más quieres
Los seguros para mascotas son relativamente nuevos en México, pero llegaron para quedarse. Sin embargo, al igual que pasa con otros tipos de seguros, su penetración aún es baja en el país: la tasa es de apenas 4.3%, indicó la aseguradora GNP.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), casi siete de cada 10 hogares en México cuentan con alguna mascota, lo que se traduce en cerca de 80 millones de estas. De ellas, 43.8 millones son perros y 16.2 millones gatos, especies en las que están enfocados los seguros para mascotas.
Al inicio, los seguros para mascotas se limitaban a ser extensiones de otros seguros, como los de vivienda; sin embargo, han avanzado hasta cubrir daños a terceros, hospitalizaciones, vacunas y análisis clínicos, entre otros aspectos.
Este cambio, dijo Liliana Rodríguez, directora de estrategia de producto de Seguros BBVA México, se debió a que cada vez hay más mascotas en los hogares que son consideradas parte de la familia, por lo que se suele gastar una gran cantidad de dinero en ellas para darles bienestar. Por lo anterior, resaltó que el seguro se ha ido adaptando y mejorando para cubrir de mejor manera a nuestros compañeros de vida.
De acuerdo con GNP, el principal desafío es lograr que los dueños vean el seguro para mascotas como una herramienta de gestión de riesgo que proteja su economía familiar y los prepare ante emergencias médicas.
¿Los seguros para mascotas protegen ataques de perros?
Los seguros para mascotas varían dependiendo de la aseguradora, pero en la mayoría se puede encontrar atención veterinaria, indemnización por robo y extravío, así como cobertura por daños a terceros.
Por ejemplo, las opciones de suma asegurada del seguro Mi Mascota GNP van de 2 mil hasta 30 mil pesos. Es decir, tanto la dueña de los perros atacantes como nosotras hubiéramos podido estar cubiertas si hubiéramos contratado algún seguro.
“El seguro se paga por sí mismo”, aseguró Liliana Rodríguez. Y es que el costo anual ronda alrededor de los 3 mil 500 pesos; sin embargo, se pueden recibir beneficios no solo hospitalarios, sino del día a día, como corte de uñas, estética, vacunación, desparasitación y pipetas antipulgas, entre otros.
“Las mascotas son parte de nuestra familia. Los costos de especialidades veterinarias o de cirugías son importantes y muchas veces desequilibran a las familias”, agregó la directiva.
Destacó que, en ocasiones, las personas tienen que tomar decisiones sobre si atenderlos o no, o si solo atenderlos parcialmente.
“Con un seguro, pagas alrededor de 290 pesos al mes, es decir, cerca de 10 pesos al día, y puedes contar con cobertura en caso de imprevistos”, enfatizó.
Antes de contratar un seguro para tu mascota, revisa las opciones del mercado, así como los requisitos. La mayoría de los seguros tienen una edad mínima de contratación y otros se pueden personalizar según las preferencias que tengas para tu lomito o mishi.
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